9.12.05

“Te llevaré en mi pecho,/ tu nombre es mi tatuaje,/ la marca del amooorrrrrr” o Defensa emotiva del Grupo Cali.

Noche de asado dentro del sábado de Bº Belgrano. De asadazo y sabadazo. Espectacular: temperatura agradable (las chicas bien frappé, los muchachos 30º C. a la sombra) Pico libre de Pelopincho inauguración de temporada.

El arbolito nos tira una penumbra templadísima al cruzarse en el camino de la luz del aplique que hace las veces de portátil colgando de la soga de tender. Bajo su influencia, somos sombras felices dándonos chapuzones en nosotros.

Cargamos vasos de cerveza cual Martinis en nuestro Caribe particular de un patio de Belgrano, y atacamos con ferocidad una picada salvadora que compuso la Ari con hamburguesa jurásica fría, milanesa napolitana de pollo antiguo (¿pterodáctilo?) y berenjena rellena.

Pongo sobre las rodajas de pan solamente pedacitos de hamburguesa y de napolitana. No como berenjena desde que mi abuelo Jacinto, siendo yo apenas un niño me dijo con rencor notable en su voz castellana que esa planta anual de la familia de las solanáceas, de cuatro a seis decímetros de altura; ramosa, con hojas grandes, aovadas, de color verde, casi cubiertas de un polvillo blanco y llenas de aguijones; flores grandes y de color morado, y fruto aovado, de 10 a 12 centímetros de largo, cubierto por una película morada y lleno de una pulpa blanca dentro de la cual están las semillas, era “comida de turcos”.

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