30.11.05

Ayer fue martes a la noche porque veía T.V.

Nos vimos aparecer, uno a cada lado de la pantalla. Pocas veces al mes veo tele. Suelo hacerlo algunos martes a la noche. Ayer fue martes a la noche porque veía T.V.

Estábamos ahí, de pie, cuando encendí el aparato. Estábamos parados el uno frente al otro, y nos miramos. En ese momento pensé en su modo de ser sobreviviente en Argentina. Él debe haber pensado en el mío.

Afuera, en Rosario, llovía. En su Buenos Aires, no paraba de nevar. Así suele ocurrir.

Me encanta encontrarlo de vez en cuando en algún lugar, pero aborrezco su manía de hacerme evidente mi condición mortal, mi carácter desaparecible.

A Héctor Germán Oesterheld, in memoriam.

|

25.11.05

Pringles

La historia es más o menos así (atenti Pigna/Pergolini):

El 25 ó el 27 de noviembre de 1820, en Playa de Pescadores (Perú), se libra la Batalla de Chancay. Tropas realistas han acorralado a los nuestros, que están al mando del entonces Capitán Juan Pascual Pringles (puntano, el hombre, como quien suscribe)

Resulta que Pringles, para no entregar el Pabellón Nacional y partes complicadas de su anatomía, haciendo alarde de coraje y patriotismo, ordena que su tropa se arroje al Pacífico (ojo, él también se tira, no es que manda a los otros y se queda piola a un lado; antes, los jefes debían ir a la vanguardia para proteger su retaguardia)

Así, detalle más, detalle menos, es como me lo contaron en la escuela.

Ahora bien, me digo después de 25 años de haber aprendido el cuentito (*), el agua debe haber estado muy fría, porque más tarde Pringles aparece prisionero de los gallegos. La otra posibilidad es que el Gran Héroe Puntano se equivocara al pensar "estos gallegos sucios no se van a meter al agua ni a palos", y mientras les hacía cortes de manga, leru-lerus y señas obscenas desde el agua, lo sorprendieron por detrás (no le sirvió su estrategia para proteger la retaguardia), lo agarraron del cuello, le pusieron un piñón y lo llevaron a tierra firme, tipo Baywatch, pero sin minas.

(*) Pensamiento colateral y simultáneo: "mi capacidad de crítica sobre lo que me enseñaron en la escuela tiene efecto retardado (por ejemplo, recién ayer me di cuenta de que lo del Payaso Plin Plin era todo mentira)"

La etapa que va desde el momento en que es tomado prisionero hasta que lo condecoran con una cucarda celeste que en letras blancas decía "Honor a los caídos en Chancay" es, para mí, un misterio. Lo cierto es que lo felicitan muy bien diez por haberse dejado llenar la cabeza de coquitos por parte de los realistas.

Tiro la siguiente reflexión: sería conveniente revisar ese concepto que tenemos de nosotros mismos (los argentinos, no los puntanos) sobre ser exitistas y soberbios. "La puta", pienso, "si condecoramos a los caídos no seremos tan exitistas"; y sigo, "qué grandes que somos, condecoramos a los caídos, somos lo más grande que hay".

Con lo de la soberbia no hay caso.

Siguiendo con la historia de Pringles, me parece que los españoles se arrepienten de dejarlo libre. Ahí nomás compra el pase Bolivar y lo asciende para que siga meta molestarlos.

Después del campeonato que juega para el equipo de Tinelli, se pasa al de Paz, que no le hace ningún honor a su apellido. Don Juan Pascual ya no es el mismo de antes, pero sigue manteniendo intacta su capacidad para la derrota: Quiroga le pinta la cara en Río Cuarto. Luego, sin salir del territorio demarcado por el degradee de ríos cordobeses (**), pero ya en suelo puntano (esto no se entiende mucho pero es así, un río cordobés en suelo puntano), vuelve a perder en Río Quinto.

(**) Pensamiento colateral y simultáneo: la verdad es que se mataron los cordobeses para ponerles nombres a los ríos. Aunque tampoco es un derroche de sutileza ponerle Río Hondo a un río hondo, o Salado a uno no recomendado para hipertensos. Falta que a algún inteligentontón se le ocurra ponerle a otro Río Mojado o Río Húmedo (advertencia, en San Luis existe el paradójico Río Seco)

Como se le terminaron los ríos, Pringles queda seco en un lugar llamado Chañaral de las Ánimas, el mismo día del nacimiento de mi hermana Josefina (19 de marzo), pero ciento cuarenta y ocho años antes, o sea, en 1831.

La historia de Don Juan Pascual finaliza con que, después de muerto, le hicieron una plaza en San Luis con una estatua ecuestre, una ciudad en la Provincia de Buenos Aires, una plaza en el centro de Rosario y le pusieron su nombre a una marca importada de papas fritas que vienen en tubito (tipo pelotitas de tenis, pero más crocantes)
|

23.11.05

¿Cómo explicar la plenitud?

"Nos reímos hasta el punto de que ya no nos sosteníamos sobre nuestras piernas, y acabamos por caer al suelo, agotados. Tan agotados que en nuestros maleables cerebros se insinuó la melancolía.

Aquel soldado negro era para nosotros una especie de magnífico animal doméstico, una bestia genial. Pero ¿cómo podría dar una idea de la adoración que sentíamos por él, de los rayos del sol sobre nuestra piel brillante de agua en aquella tarde de un verano resplandeciente y ya lejano, de las sombras densas sobre las losas de piedra, del olor de nuestros cuerpos y del cuerpo del soldado negro, de las voces roncas de alegría? ¿Cómo explicar la plenitud, y el ritmo, de todo aquello?

Teníamos la sensación de que el verano que mostraba de aquel modo su poderosa musculatura, con un resplandor deslumbrante, el verano que, al igual que un pozo de petróleo que nos embadurnara de un pesado líquido negro, hacía manar un repentino surtidor de inacabable alegría, sería un verano que duraría eternamente, que no acabaría jamás. "

Kenzaburo Oe - "La presa" (fragmento)
|

22.11.05

Mañanas laborales - Eclipse medialunar

Es la franja horaria de cuasivigilia, el doloroso momento prelaboral de una mañana laboral.

7 a.m., piloto automático: 1) Impedir que suene la alarma del reloj metiendo el brazo dentro de esa oscuridad profunda del umbral que separa al sueño de la vigilia. 2) Recorrer con los pies los bordes de la cama para ubicar el jean. 3) Meterse dentro de la prenda con los ojos cerrados. 4) Salir de la habitación. 5) Abrir los ojos.

Piloto semiautomático: 1) Dar el desayuno a Eber que impacientemente maúlla con inflexiones sus largas quejas por el retraso. 2) Lavarse los dientes y acometer menesteres varios del "lugar sagrado".

Ahora sí empieza el día para mí; y para el barrio. Salimos a la calle y nos saludamos por Balcarce, nos saludamos doblando por 9 de Julio, nos saludamos hasta España, y nos saludamos cada vez que alguien llega a esperar el colectivo. Siempre los mismos a la misma hora. El "Buenos días" de hace algunos meses, ya se ha transformado en un “Buenas” cordial; y en ciertos casos, hasta en un jocoso “¿Qué tal, cómo andás?”. Por supuesto que con la jocosidad que permite la hora y la situación.

En mi camino hacia la parada de colectivos, más precisamente en la esquina de 9 de Julio y Dorrego, hay un bar. Mirando como si nada a través de la ventana, me ve pasar el pelado que desayuna. Detrás de la mirada del pelado, cada día aparece la gordita de la Dietética, mi personaje favorito. No desayuna en el bar como el pelado, compra medialunas de manteca.

La veo salir con una bolsita a punto de estallar de tantas calorías, y me da la sensación de que trata de ocultarla cuando pasa rumbo a su Palacio Light; quisiera dejar de importunarla con la mirada, pero no puedo librarla del deleite que me provoca.

Y mientras mi cabeza acompaña su paso, pienso en el placer redondo que sentirá al trabar por dentro la puerta de la Dietética y anticipar, en la desesperación del primer mordisco, el banquete prohibido.La bolsa de medialunas es una luna de carbohidratos girando en órbita alrededor de la gordita. Como un astro, la mantiene dinámicamente atrapada, cambiándola de manos para esconderla, para que yo no advierta ni siquiera su culpa.

Tiendo a salirme de trayectoria absorbido por el cuerpo estelar que pasa por mi lado provocando sismos y desórdenes en el sistema que me incluye.

Mi diaria y fugaz compañera de mañanas laborales, la Estrella “Gordita”, no sabe que me ilumina con sus pasitos raudos, no imagina que ese rodeo que procura dar a las medialunas para esconderlas me hiere, no tiene la menor idea de lo mucho que ansío su desayuno, de lo que me gustaría que se produjera un eclipse medialunar.
|

21.11.05

Saludo

Hola. Bienvenido/a.

Pensamiento colateral y simultáneo: no soy tan moderno como para escribir "Bienvenid@" en lugar de "Bienvenido/a"; ni tan ingenuo como para escribir "Bienvenidos" pensando en visitas múltiples.

En lo sucesivo irán apareciendo impresiones, borrones y poemas, textos propios y ajenos. Escritos turbios, de dudosa calidad literaria y aparentemente inconexos (los textos propios), junto a palabras conmovedoras (los textos ajenos) que reflejarán muy impresisamente lo peligroso y excitante que resulta el tránsito desde la cocina hata la cama, desde el patio hasta el kiosco y del kiosco al más allá.

Pensamiento colateral y simultáneo: la categorización de los textos ajenos como "palabras conmovedoras" es absolutamente arbitraria, y queda a cargo del que escribe los textos "turbios, de dudosa calidad literaria y aparentemente inconexos".

Mi deseo es que los posts tirados en esta bitácora modifiquen algo, ya que ese es el objetivo que toda letra persigue, el futuro, a la vez incierto y probable, de las palabras, y el único justificativo para todo.

Cada publicación irá a su paso y llegará a lugares diversos. Los destinos posibles, como los sentidos, son muchos.
|

18.11.05

Mens agitat molem

"El entendimiento de los símbolos y de los rituales (simbólicos) exige del intérprete que posea cinco cualidades o condiciones, sin las cuales los símbolos serán para él muertos, y él un muerto para ellos.

La primera es la simpatía; no diré la primera en tiempo, pero la primera a medida que voy citando, y cito por grados de simplicidad. Tiene el intérprete que sentir simpatía por el símbolo que se propone interpretar.

La segunda es la intuición. La simpatía puede auxiliarla, si ella ya existiera, pero no crearla. Por intuición se entiende aquella especie de entendimiento con el que se siente o que está más allá del símbolo, sin que se vea.

La tercera es la inteligencia. La inteligencia analiza, descompone, reconstruye en otro nivel el símbolo; tiene, aún, que relacionar en lo alto lo que está de acuerdo con la relación que está debajo. No podrá hacer eso si la simpatía no hubiera recordado esa relación, si la intuición no la hubiera embellecido. Entonces la inteligencia, de discursiva que naturalmente es, se tornará análoga, y el símbolo podrá ser interpretado.

La cuarta es la comprensión, entendiendo por esta palabra el conocimiento de otras materias, que permitan que el símbolo sea iluminado por varias luces, relacionado con varios otros símbolos, pues que, en el fondo, es todo lo mismo. No diré erudición, como podría haber dicho, pues la erudición es una suma; ni diré cultura, pues la cultura es una síntesis; y la comprensión es una vida. Así ciertos símbolos no pueden ser bien entendidos si no hubiera antes, o en el mismo tiempo, el entendimiento de símbolos diferentes.

La quinta es la menos definible. Diré tal vez, hablando a unos, que es la gracia, hablando a otros, que es la mano del Superior Incógnito, hablando a terceros, que es el Conocimiento y la Conversación del Santo Ángel de la Guarda, entendiendo cada una de estas cosas, que son la misma manera como las entienden aquellos que de ellas usan, hablando o escribiendo."

Prólogo de "Mensagem"
Fernando Pessoa
|